martes, 22 de octubre de 2013

Bob Chow o el arte ataca


















La voluntad de la vanguardia es liberarse del horror; su rechazo sistemático en todos los frentes que el Imperio propone. Su objetivo es pulverizar aquellas construcciones estéticas con las que la burguesía ha fracasado como pensamiento y sensibilidad de época. Como reacción, una y otra vez se anuncia el fin de las Utopías, la caída en desuso de los Grandes Relatos y el fin de las vanguardias. Aquí y allá se aposenta la abulia, el conformismo, esa retórica complacencia llamada posmodernidad. La vida cruje y cede a la técnica, abismos de incertidumbre se abren sin belleza; y aún sin remedio, el arte ataca.
El pasado 28 de julio, en el suplemento cultural de diario Perfil, el crítico Omar Genovese se preguntaba si era posible hablar de vanguardia o se trataba sólo de un gesto insulso y anacrónico. Ante la paradoja del editor que ya no lee y que, “solamente cree en sus sentidos, los valora en exceso, duerme el sueño del paradigma llamado mercado”, opone la figura del editor cómo lector que repara vida y la “química cruel de lo inédito”. Genovese se pregunta por la función de los suplementos culturales y la difusión de nuevas tendencias, maravillado ante la propia posición de “lector deslumbrado” dispuesto a “compartir la felicidad de haber leído algo inusual más que por gesto estético”. Nótese ese subrayado de una lectura fascinada, la felicidad del encuentro con lo que no está en uso y esa remisión a un supuesto lector vital que como editor haría retroceder los males de este mundo. Genovese es un hombre de fe en la palabra escrita y define el momento: “El no lugar de una vanguardia contemporánea está en la polarización y el individualismo, en una soledad que refiere al abandono, a la deriva sin luz ni avidez por el conocimiento en sí, más allá de la ilustración como absoluto, aunque resulte inalcanzable. Luego la pobre glosa, el asomo de lo ágrafo”. A continuación cita tres nombres, que postula en ese lugar lábil de la literatura contemporánea: Jeremías Maggi, (a quién los lectores de Punto Cultural conocemos por su cuento Jimmy Choo, publicado en esta sección el 26/05); Marcelo Miceli (El hombre del doblaje, 1995; y Sexo y letras, erotismo y lujuria en la literatura argentina, 2007) y el no menos inquietante Aivars Holms, (inédito, alias Bob Chow quién publicara junto a Alejandra Zurita y Carlos Busqued el pasquín, Gentileza del Kursk).
Más contundente en su tweet, Genovese (@genowitzky), ha postulado que nos remitimos al concepto “vanguardia”, porque “la guerra infinita es con la lengua”.
Cuando ya nadie espera que su escritura provoque demasiado, y los formatos se imponen sobre la rebelión; cuando el arte ha dejado de confundirse con la vida y esta se reduce a un antipático consumo del tiempo; de ese escenario desolador emerge la figura de Aivars Holms.

Bob Chow se presenta como un exponente de la vieja militancia belicista abriéndose paso hacia nuevas formas de pensamiento, experiencia y expresión. Picando sentido, asumiendo en un mismo movimiento el conocimiento de la realidad como construcción poética de la realidad. Su ironía ante la desesperación y el horror, inaugura una nueva confrontación en la lucha por el sentido de la vida y el derrumbe del orden establecido.
“Sólo mezclo palabras, sólo aprieto pedales, melancólicas lagartijas”, pregona el poeta por las avenidas vacías de Twitter. “Esta máquina fue diseñada para impresionar: no produce absolutamente nada”, sintetiza con admirable precisión, y sigue unas horas más tarde drenando en la abulia del Time Line: “Dios me dio seis dedos para hurgar en la chatarra y en la incertidumbre del hombre mintiéndote y creyéndote todo”. Y aclara en minutos para sus sorprendidos lectores: “Cuando un hombre se mete a escritor, asume la obligación sagrada de producir belleza, ilustración y confort a velocidad máxima”.
La única referencia literaria que ha entregado esta ex-antena de la secta Rahma, de profesión psicólogo y titular de una agencia de traducciones, es la de su admiración profunda por “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad. Este notable escritor, poseedor de una prosa que obra por encantamiento y fractura, ha referido recientemente en una entrevista cedida a Revista Paco su punto de vista burroughniano sobre la cosa escrita: “En relación a la verdad, ninguna palabra está por encima de la otra”. Sí, cosa escrita, felizmente una vez más.

De su inagotable destreza, de la desesperada comedia montada con extraterrestres y animales; de su exquisita capacidad de asombro, de su letra en fuga que atraviesa síntoma y advertencia, presentamos esta breve selección de textos cedidos especialmente para Punto Cultural, por una de las voces ocultas de la literatura argentina.












Cuidado la máquina de tomar distancia ha fallado!
El turista del tiempo estuvo varias horas subiendo y bajando las escaleras mecánicas de la estación de subte Retiro. Tenía aletas de tiburón en vez de pies y esa era la única diferencia con los pasajeros. Pero él subía y bajaba. Obviamente no le interesaba tomar ningún tren. 

En Uganda la gente te llama por celular y corta al primer ring del teléfono para que llames vos. Entonces vos llamás, y parece que están en una fiesta, con drogas y todo eso. Entonces ves por la ventana una manada de tapires albinos que es buena embajadora de la irrepresentabilidad de un acontecer sin intenciones.

Pls Bob leave us alone for some time.


Me ponen palos palos, pinches y loros muertos en la escritura

Mugwump Easy Listening. Confirmado llegò Mugwump a San Marcos Sierras. Estaba tocando Dentadura Postiza "Dentaduras postizas/mordiendo tus blancas rodillas/ella se fue de la fiesta/y ahora es la fiesta misma/en la constelaciòn de Oriòn" etc. dentro de mi autito, solo, y por el rabillo del ojo, por donde ven los locos, no estaba Rolo Puente escuchando sino el mismo Mugwump. No me puse a mirarlo de frente, hay que guardar ciertas formas? ni el Sol ni la muerte ni Mugwump se miran de frente


TE AMO x QUÈ ME PONES QUE TE VAS. Mi Mugwump de larga pollera. Es contrarreloj que lleguè a vos. "No tiene sentido levantarse" (si vos estas en el monto con los montes) asì me ama la mujer màs bella del mundo. Tambièn pedì bajar a saludar al esquivo Galaxio (G. fue quien en el 80 señalo el cielo sin mirar y vimos cruzar una flecha de luces demasiado ràpidas demasiado silenciosas en medio de una bizarra salida de RAMA). Esas luces las vieron F Lynch (Salsured), Galaxio (Marcial G. Camperi) Arnaldo Maciel (Perico de El Rafa) y yo Mixarim la pìldora vencida. UDS ESTÀN EN PROBLEMAS


La plaza de San Marcos està sobre un cementerio indio, Relis Zebergs se tira del tobogàn de acero, de hojalata es el Cacique Tuliàn, nadie es dueño de nada en las tinieblas me advirtiò Ian H de esta irregularidad. Estaba pensando entregar una novela con pinches palitos e insectosrraros que veo acà (todo pegado para relleno junto al texto) PUBLÍQUESE EN CUARTA.
Pedì bajar del auto y corriendo fui a decirle a Galaxio GALAXIOOO... y no era Galaxio sino un paisano.... Wow... Luego A. me dejò a pata y tuve que ir mitad a dedo mitad corriendo como un duende o como una iguana haciendo saltos asimétricos hasta el Rincón donde se reunian los comeghingones-sanavirones mis parientes rama materna a darse vuelta al SOL

Luego tomè unos vasos de vino y volvimos al sopor de la normalidad.

ESCRIBO A MANO TODO EL SPAM DEL INTERNET

Mantén tu peso, ampútate.Escribo a mano todo el spam del internet desde una caja cuando todos duermen. Your dick will explode. 2 days of great sex for under $5. Pierde hasta 10 kg en unos instantes. 

Amasia es el supercontinente merger entre América y Asia (dentro de 200 mio de años). No es una merger sencilla. Sol emite 2700 más energìa que ahora. Todas las lunas se estrellan con sus planetas. Milky Way y Andrómeda colisionan dando a luz a Milkomeda. Estoy con la mujer de Rommel llenando la cama de arena. 

Mi ex vivió en una gruta. Cuando mi ex me dejó en San Marcos Sierras, se fue a vivir a una gruta arriba en la montaña. Años después quise conocer esa gruta. Efectivamente, no había buenos motivos para bajar. 
Desliza en la larga pollera. El mundo que nos es un poco tolerable es falso, es decir, no es ningún hecho, sino una invención poética y el redondeo a partir de una pequeña suma de observaciones; una falsedad perpetuamente removida que nunca se acerca a la verdad. Ustedes recordarán el caso de un tal Torres quien, con técnica de depostador de ovejas, descuartiza a su prima hermana y la entierra debajo de una calesita. Torres huye, no tenía sentido quedarse a esperar a los policías con sus feos uniformes. Cruza a nado el Río de la Plata sólo llevando un pan lactal como flotador y continua a dedo hasta Punta del Este donde las modelos de lencería se dejan caer en la arena como fallados trilobites.
Desde la espuma, desde la espuma, desde la espuma, el bañero saca una tortuga del agua que resulta ser un robot.
Se acercan murmuradores a granel.
—Es transhumana, hiperdimensional y extremadamente alien —dice una modelo escandinava, sin duda sabía de lo que hablaba.
La tortuga robot seguía siendo el centro de atención pero…
—¿Cómo te llamas? —preguntó Torres, el sátiro prófugo, a la valquiria nórdica desamparada.
—Solveig Kjelstrup Ratkje.
—¿Nos encontramos en la «La Vaca Pelirroja» a las 7? Ponte unos trapos atrevidos.
Ella dijo sí, sí claro. Bikini a tiritas encuadrada por dos calaveras.

Azafata de la Luftwaffe
estamos yendo en picado
al lugar inescrutable
demonio de melodía

Solveig Kjelstrup Ratkje apareció en la cita vistiendo una larga pollera. Torres pensó, no tengo dinero para pagar una cerveza. Ella vino con un perro más alto que las mesas y de Torres, expectativas negativas: ¡el monstruo no apareció en la escena!
El depravado había quedado a cargo de la tortuga robot en la playa.
Esos robots quelonios recorrían el fondo del río buscando cosas de valor, tesoros, piezas antiguas de barcos hundidos sin que ninguna agencia los reclame.
—Ahora me toca enterrarte —dijo Torres acarreando la tortuga metálica—. En un cementerio indio o mejor aún, un carrusel uruguayo.

Sola en la mesa, Solveig Kjelstrup Ratkje bebió con expresión satisfecha su jarra de cerveza. Desliza en la larga pollera la baba de su perro asesino. Torres depostador de ovejas enterró la tortuga robótica bajo una calesita abandonada, sin antes darle en la nuca un golpe homicida. Sé tu propia oscuridad suave y descansada.
¡Encontré lo quería
pero lo volví a esconder!

[Loco Torres es escritor… Sector Psiquiátrico del Penal de Ezeiza. Dice que está lejos y esto hay que tomarlo al pie de la letra... Lejos... Separado del lector por láminas de fría roca transparente... Sus dedos distantes tipean código sobre el vidrio... Asumí la tarea de decodificar su mensaje plegando algunos de mis textos (que son compuestos de muchos escritores... Toda escritura lo es). Superponiéndolos sobre el texto de Torres y leyendo todo junto, el mensaje resultante, reacomodado y editado, pueda quizás reducirse a tres palabras... NO SE ACERQUEN].



jueves, 26 de septiembre de 2013

Vertiente de realidad en un palacio luminoso

NO decir nada y estar en lo cierto
libre de dudas como el muerto

Las mujeres
se juntaron en la Guardia, desde ahí observaban
la provincia o el respirador artificial 
que aguanta
hasta que ven caer
la persiana;
su virtuosa sombra
hace inútil
la palabra.

Tu último pensamiento
disperso en los pasillos


Vi y mis ojos no veían,
libre de peso
dirigí la atención hacia el deseo
y no deseando nada
me hice silencio

NO decir nada y estar en lo cierto
libre de dudas como el muerto


lunes, 27 de mayo de 2013

Los sinsabores del auténtico poeta














El 27 de junio de 2012 publiqué una entrada a este blog: http://alejandromorandini.blogspot.com.ar/2012/06/jesus-ramon-vera.html
en la cual daba cuenta del bajón y la impotencia que sentía al cumplirse el primer mes de la desaparición del poeta Jesús Ramón Vera.
Desde entonces se han sucedido diversos homenajes tanto en la ciudad capital de Salta, como en el interior de la Provincia.
Lo que no avanzó es la investigación de las causas de esa muerte. Se ha especulado mucho, los familiares no quieren una autopsia del cadáver, las autoridades pretenden olvidar todo rápidamente y como corolario, la Escuela de Artes, Roberto Maheasi, por la que había luchado el poeta, hoy casi es una realidad.
Todos felices, o se simula muy bien.
La Cocina de Gómez, colectivo artístico, ha editado la obra completa de Ramón, es un bello libro para quién quiera conservar la memoria literaria. Días pasados, preparando su presentación para televisión, marqué una serie de poemas que, de alguna manera, insinúan el trágico desenlace.
Aquí reúno esos poemas, en un corte absolutamente arbitrario a la obra del poeta comparsero.
En la incertidumbre, he querido leer en estos versos la crónica de su muerte anunciada.


El rompecabezas
Cayó de mis manos
hacia fuera.

En vano quise evitar el golpe.
En desorden
los restos se dispersaron
como si huyeran de sí mismos.

Desde que está en el piso
no puedo armarlo.

Su forma original ya es imposible.

Robo
Hicieron de
campana.

Se llevaron
lo que profundamente
amaba

el poeta.

Una temporada en el infierno
El fuego
quema
en el desfiladero
el fogonazo.

Las soledades
en patota
te derraman el ojo
que mira toda la úlcera
de reojo.

(Hasta los dientes naturales están postizos).

Espera la nocturna vía
que los vagones del adiós
te deshuesen
en el despedidero.

El viaje
Extravié
el bolso,
donde guardaba totalmente
las cosas.

Nos robaron los zapatos.
Pensábamos bañarnos
a la salida del río.

Pero también
me abandonaron los amigos.

Creía
que en la vida se entra     siempre
por adelante.

La ciudad luz de Rosario de la Frontera
Luego que el Loco Vivas,
su hermano,
y el loco Raúl
me desvalijaron mi casa
de villa 20 de febrero,
de Salta

varias veces
varias veces
como si fueran dueños de la sombra

como si yo me hubiese muerto
antes
ante un cajón con más sombras
al lado del río

como si nadie tuviese capacidad de
respuesta
al golpe
al desvalijamiento

al secuestro de cosas que no son de ellos
vine al
barrio
Cacho Iriarte
de Rosario de la Frontera
aquí
están mi padre
mi abuelo
viviendo enterrados

enterrados
bajo tierra
bajo tierra
bajo tierra

Es como si hubiesen atrapado
un cuerpo sin alma.

¡Por favor!

Ahora estoy
luego que tipos me desguazaron la
casa o la ex
pienso o siento que en el albor de
otro año
debo comer de nuevo
el veneno
que no quiso
mi corazón

cómo
cómo
dónde mi corazón
cuando los veo cantar conmigo en el
documental
ah!
cómo arde este corazón dormido,
cervezero,

En Los Sauces 4,
sueño
que tenemos un año menos
menos

Les regalo
la computadora

Escucharán
bob marley,
hendrix,
pink floyd,
pappo

Ahora
todos los árboles de navidad
y todos los cerezos
les arderán
la estupidez

Copiaron el método de los militares
del 76
la invasión
entrar en una casa
sola        indefensa
INDEFENSA

Estoy
bien
en Rosario de la Frontera,
gatos
de cuarta
los hice en la comparsa
y creyeron
que
la vida, la comparsa es gratis
LOS ESPERO
de nuevo.

No saben que las calles de ripio
son hermosas
en el barrio.

¿Cómo no pensaron que las plumas
blancas y negras costaron
la vida?

Jamás olviden
que los años pasan,

el latir inmenso
no se detiene.

Los espacios importantes
Un barrio sin tarcos donde pocos te abrazan.
Una provincia con montañas como tantas.

Un país de otro país.

Un planeta que no es el centro.
Un sol tan grandioso, dorado, pequeño.
Una Vía Láctea entre infinitos grupos de estrellas,
más inmensos, tal vez más bellos.

Y aún así recuerdo las violetas de un jardín
de pueblo,
que ya nadie riega.


domingo, 3 de marzo de 2013

La Guerra del Opio, según el poeta tucumano Carlos Marx


























El miedo es el método. La noche
es  un método
un dispositivo americano
de estrellas sangrantes.

El lucro no cesa.

Quién sea consciente de esto
desde la más tierna edad
sabrá obtener y gobernar
los beneficios de nuestra era,
una provechosa physica
para la edad delicada.
La Compañía de la India Oriental,
lo sabía. Muchos hombres trabajaban para ella.
Tenían un bello slogan:
Now, the dream of men and billions.

Aunque por mucho aburran
sus clases medias, el león de tercipelo
cosechó odio y amapolas.
Luego se refugió en su corte.

En el negocio, el despojado luciría feliz.
Era la esencia de la navegabilidad
de los ríos interiores.

¿Cuánto cuesta el río?
This riverside, how much?
¿Cuál es el valor del río?
Del río, su peso en plata,
su velocidad en cueros.

El oro en el centro de la velocidad
de la civilización del cuero.
El poeta Álvaro Cormenzana,
vestido con su camisa de luces
ha sabido explicar muy bien
esta metáfora alzando
una hebra de pasto fluorescente
en su discusión con Mansilla
por la influencia de los alfalfares
en las letras nacionales.
Pero sigamos,
que no hay leyes absolutas
que defiendan la existencia de los pueblos
así ese pueblo sea un pueblito
como Maimará.

Las muchas formas de explotación
producen otras tantas de resistencias.

El opio de la India
que vendían en la China
era la comercialización continua
de ese extraño verbo
que goza y muere
en el cuerpo.

Según Montgomery Martin:
comerciar seres humanos
resulta más provechoso
para el alma
que traficar drogas
después de todo a un negro, decía,
lo queremos para que reditúe, de ganancias.
Solía jactarse en el café
tomándose un brandy.
No envilecemos a los negros, decía
mirando a su alrededor
despaciosamente
y con fría calma
saboreando el trago,
no corrompemos lo suficiente
su mente pero el vendedor de droga
mata el cuerpo, ese templo,
luego de arrastrarlo a la infelicidad 
de los pecadores
alimentando las fauces de la bestia
Moloch, altar del asesino británico
y el suicida chino
y que recibe
las ofrendas rituales
sin decir nada.

Con psicología satisfecha
Montgomery Martin, se acariciaba el bigote
era el último artista
que transmitía en directo las noticias
de paz y prosperidad imperial.

La película porno del Imperio
que podría llamarse aquí,
Los Miembros Informantes

Así, toda la tristeza escondida
a lo largo de la Larga Marcha,
de su avenida infinita y victoriosa,
absurdamente condenada
por su falta de claridad. Yo me pregunto:
¿qué es, marchar en la oscuridad?

¿Cuál es el problema?

UNO: Los chinos no pueden ser
a un tiempo consumidores
y adictos sin embargo
al aumentar el consumo de drogas
se alza la demanda global de mercancías.
Un círculo vicioso donde
despliegan su tienda.

DOS: Los chinos no paran
de consumir drogas,
lo admiten en todas partes.

TRES: Los portugueses trajeron
a China desde el Turquestán
el opio y cuerdas para laúd,
fueron sus únicos importadores
con licencia exclusiva
de los doscientos cajones
de novecientos kilos c/u
que consumía la nación más
poblada del mundo para
uso medicinal.
En mil setecientos setenta y tres
el coronel Watson y el vicepresidente Wheleer,
sugirieron a la Compañía de la India Oriental
la idea de emprender el tráfico de opio a China.
En mil setecientos noventa y ocho
La Compañía dejo de explotar
directamente el opio para
elaborar la droga en India y contratar y dar
licencias a barcos privados
para que trafiquen exclusivamente
lo elaborado por la Compañía,
bajo apercibimiento 
si se observaba el transporte
de sustancias 
de otras plantaciones.
Escrupulosamente los buques de la Compañía
no permitían el transporte de estupefacientes
de uso privado entre sus pasajeros.

Las rubias morían de aburrimiento
viendo pasar las grullas
de cara a un nuevo romance
bajo la diáfana alucinación en el boyar 
de la abstinencia.
Se duraba poco en esa situación.
El Emperador que desde el siglo
diecisiete hasta el siglo diecinueve se demoró
en firmar el decreto prohibiendo
el consumo, permitió, al finalizar ese noble gesto,
que miles de chinos fueran ejecutados 
como perros, echados de los fumaderos
y reventados de un balazo en la cabeza,
de estar nomas,
sin enterarse de nada;
mientras por la puerta que da al callejón
dueños de locales y policías
arreglaban impuestos.
La firma del segundo decreto 
prohibiendo el tráfico
llegó demasiado tarde o no.
Cosa de civilizaciones pesadas.

Mientras los bárbaros
defiendan el principio de moralidad
los civilizados opondrán el principio de lucro.
Esto es lastimosamente cierto.
Un imperio en donde vive
un tercio de la raza humana
y que vegeta a despecho de la época
aislado en su apartamiento forzoso
del comercio general,
dispuesto a echarse al monte
engañarse con ilusiones
de perfección celestial;
un Imperio alcanzado
por la mano muerta del destino
y el polvo que cubre las cosas,
llevado al duelo donde esgrime razones éticas
frente a la abrumadora sociedad moderna
que defiende su sangriento derecho a comprar
en los mercados baratos y vender
en los más caros.

Esta es
por cierto, una copla
trágica, extraña
que poeta alguno
haya atrevido imaginar.

Escrito el treinta y uno de agosto
de mil novecientos setenta y tres
en la Ciudad de Concepción
Provincia del Tucumán

“para que la ceniza
no ocupe demasiado lugar.”

martes, 5 de febrero de 2013

Una visión en el campamento al alba gris y confusa

(Versión de 
A sight in camp in the daybreak gray and dim,
de Walt Whitman)

para @aileenelkadi


Una visión en el campamento al alba gris y confusa;
Al salir desvelado de la carpa,
Caminando lentamente en medio del aire fresco por la senda que
pasa junto al hospital de campaña,/
Veo tres formas que yacen sobre camillas; dejadas ahí, 
Abandonadas al descuido./
Sobre cada una han echado una amplia manta de lana parda,
Una manta gris y pesada que los cubre por entero.

Me quedo de pie contemplando en silencio, curioso;
Luego con leves dedos quito la manta del rostro más cercano;
¿Quién eres anciano, tan demacrado y taciturno, ceniciento,
de carnosas ojeras alrededor de tus ojos?/
¿Quién eres querido camarada?

Luego voy hacia el segundo. ¿Y tú, quién eres, querido niño?
¿Quién eres, dulce muchacho de mejillas aún encendidas?

Luego, el tercero: una cara ni niña ni vieja, serena,
parece hecha de un hermoso marfil blanco amarillento;/
Amigo, creo conocerte. Creo que es el rostro del Cristo, propiamente;
Muerto divino, hermano de todos; aquí, nuevamente yaces.
















A sight in camp in the daybreak gray and dim,
As from my tent I emerge so early sleepless,
As slow I walk in the cool fresh air the path near by the hospital tent,
Three forms I see on stretchers lying, brought out there untended lying,
Over each the blanket spread, ample brownish woolen blanket,
Gray and heavy blanket, folding, covering all.

Curious I halt and silent stand,
Then with light fingers I from the face of the nearest the first
just lift the blanket;
Who are you elderly man so gaunt and grim, with well-gray'd hair,
and flesh all sunken about the eyes?
Who are you my dear comrade?

Then to the second I step--and who are you my child and darling?
Who are you sweet boy with cheeks yet blooming?
Then to the third--a face nor child nor old, very calm, as of 
beautiful yellow-white ivory; 
Young man I think I know you--I think this face is the face of the 
Christ himself,
Dead and divine and brother of all, and here again he lies.





domingo, 3 de febrero de 2013

Visión del artillero

Versión de The Artilleryman’s Vision, de Walt Whitman

para @gguerber


Mientras mi esposa duerme junto a mí, cuando han acabado las guerras,
Y mi cabeza sobre una almohada hace tiempo que descansa en el hogar, y la medianoche vacía sucede,/
Y en la quietud, a través de la oscuridad, oigo, apenas oigo, respirar al niño;
Allí en mi habitación, en el desvelado sueño una visión me oprime;
El irreal combate comienza en la fantasía,
Empiezan los escaramuzas. Se arrastran, avanzan  cautamente. Oigo disparos intermitentes,
Oigo diversos disparos, el zumbido corto fiú! fiú! de las balas del rifle,
Veo explotar las granadas, que dejan una pequeña nube blanca, oigo el quejido del mortero
al pasar,/
La ráfaga de metralla castiga como un viento atravesando el bosque,
(ahora la batalla arrecia, tumultuosa);
Una y otra vez todas las escenas y poses en las baterías se me presentan en detalle,
El estruendo y el humo, los hombres orgullosos junto a sus piezas,
El jefe de artilleros escoge la mecha apropiada, prepara y apunta,
Después del disparo lo veo hacerse a un lado, ansioso por ver sus efectos;
Desde algún lugar me llega el grito de un regimiento cargando. (Esta vez el joven coronel
los encabeza blandiendo la espada),
Veo los claros abiertos por las descargas enemigas (que son cubiertos sin demora),
Respiro el humo sofocante, después una espesa neblina
oculta todo;/
Ahora una extraña pausa, por unos segundos ningún bando dispara;
Después reinicia el caos, más confuso que nunca, con oficiales ansiosos que  
vociferan ordenes,/
Mientras desde la lejanía el viento trae aplausos y ovaciones, (algún suceso especial),
Y siempre el sonido de los cañones cerca o lejos, (que aún en sueños provoca una diabólica exaltación y despierta mi vieja y demente alegría),
Y siempre el apuro de la infantería con la escuadra cambiando de posición; la caballería
se mueve de acá para allá,/
(Los que caen y mueren no son objeto de mi atención, ni los heridos bañados en sangre, algunos cojean hasta la retaguardia);/
Cenizas, desconcierto; la temeridad  de los edecanes que pasan al trote o galopando
Entre detonaciones de armas cortas y la advertencia que lleva el ssst de los rifles
(es lo que en mi visión escucho y veo),
Obuses que revientan en el aire, y por las noches son cohetes multicolores.















While my wife at my side lies slumbering, and the wars are over long,
And my head on the pillow rests at home, and the vacant midnight passes,
And through the stillness, through the dark, I hear, just hear, the
breath of my infant,
There in the room as I wake from sleep this vision presses upon me;
The engagement opens there and then in fantasy unreal,
The skirmishers begin, they crawl cautiously ahead, I hear the
irregular snap! snap!
I hear the sounds of the different missiles, the short t-h-t! t-h-t!
of the rifle-balls,
I see the shells exploding leaving small white clouds, I hear the
great shells shrieking as they pass,
The grape like the hum and whirr of wind through the trees,
(tumultuous now the contest rages,)
All the scenes at the batteries rise in detail before me again,
The crashing and smoking, the pride of the men in their pieces,
The chief-gunner ranges and sights his piece and selects a fuse of
the right time,
After firing I see him lean aside and look eagerly off to note the effect;
Elsewhere I hear the cry of a regiment charging, (the young colonel
leads himself this time with brandish'd sword,)
I see the gaps cut by the enemy's volleys, (quickly fill'd up, no delay,)
I breathe the suffocating smoke, then the flat clouds hover low
concealing all;
Now a strange lull for a few seconds, not a shot fired on either side,
Then resumed the chaos louder than ever, with eager calls and
orders of officers,
While from some distant part of the field the wind wafts to my ears
a shout of applause, (some special success,)
And ever the sound of the cannon far or near, (rousing even in
dreams a devilish exultation and all the old mad joy in the
depths of my soul,)
And ever the hastening of infantry shifting positions, batteries,
cavalry, moving hither and thither,
(The falling, dying, I heed not, the wounded dripping and red
heed not, some to the rear are hobbling,)
Grime, heat, rush, aide-de-camps galloping by or on a full run,
With the patter of small arms, the warning s-s-t of the rifles,
(these in my vision I hear or see,)
And bombs bursting in air, and at night the vari-color'd rockets.