miércoles, 18 de abril de 2012

Viñeta I



La virgen en andas
Por Manuel J. Castilla

para El Intransigente, 17 de diciembre de 1959

Atardecía. El chaco recibía la noche entre dorado y negro. Los montes de quebracho, de algarrobos, de guayacanes parecían velar en silencio. El caserío era apenas una mancha en la llanura. Cerca nomás estaba la montaña. Las lomas más chicas y ya verdeando de churquis y yuyarales.
Era en Anta. Y era también el día de la Virgen, iban a llevarla en procesión. Adelante, como para enfrentar el viento, se colocó el bombo. A su lado se pusieron los violines. Pero más al frente, a la cabeza de todos, se ubicaron los abanderados. “Es puro el blanco y es puro el azul”, dijo uno que iba al último, mientras miraba la bandera.
Después se fueron. La Virgen tenía una túnica azul. Flores de papel formaban una guirnalda a sus pies. Iba en una hornacina y sobre un par de andas. Le amanecían rosas en las mejillas.
Las manitas juntas con sus dedos rosados estaban como en éxtasis también.
Iba sobre los hombros de los criollos. Algunos tenían los ojos rojos de la amanecida. El del bombo, cuando inició la marcha, iba espantando loros. Subieron la loma a puro silencioso empuje. Casi alegres, callados de fe. Las mujeres parecían no pensar nada. Seguían a los hombres nomás. Sus ojos húmedos pedían un milagro en silencio.
Así, lentamente llegaron hasta el borde de la loma alta. Después bajaron igual como habían subido. Cumplían el rito y la recorrida de todos los años. Hasta que llegaron a las casas. En una de ellas, al amparo de un alero la dejaron a la Virgen. Solita entre flores azules y rosas rojas, todas de papel. Junto a las velas, había un vaso de vino.
A todo esto los hombres pidieron la caja y cantaban. Bagualas largas salían de sus bocas tristes. La noche estaba alta, bien alta. Sobre el amanecer, a los pies de la Virgen del Valle una estrella parecía dormir sobresaltada por la bulla del bombo.

Esta nota como la anterior viñeta, forman parte del libro:

El Oficio del Árbol
Obra Periodística de Manuel J. Castilla, 1940 - 1960
(Selección, prólog y notas de Alejandro Morandini)